lunes, 18 de julio de 2011

Los ciudadanos son clientes a ciegas de un mercado electoral

Elecciones
La Plata (Buenos Aires), 17 Jul. 11 (AICA)
El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, recordó que en este año electoral "mucha gente vota de acuerdo a una tradición ideológica o partidaria que ha heredado de su familia, aunque creo que cada vez son menos los ciudadanos que deciden de esta manera en su opción electoral. Otros se dejan abrumar quizás por la propaganda, que finalmente los convence: el que puede hacer más propaganda y una propaganda que invada todos los medios posibles de comunicación tiene alguna ventaja, porque siempre hay gente que se deja convencer”.

      “No se especula demasiado, porque no se pueden estudiar las estadísticas para establecer si el país ha progresado efectivamente, si además de crecimiento económico se ha avanzado también en el orden de un desarrollo integral” destacó el prelado en su reflexión semanal por televisión.

      Según el pastor platense, durante las elecciones “hay temas que son o pueden llegar a ser decisivos. Por ejemplo, desde hace varios años, la inseguridad, o para decirlo mejor: la insoportable proliferación del delito. Se ha dicho que la inseguridad es una sensación; muy bien, si la gente siente fuertemente que el Estado no es capaz de custodiar vida y bienes de la población, trata de producir un cambio valiéndose del voto”.

     “Una persona informada o que observa con interés la realidad educativa nacional, advierte que el sistema educativo es un descalabro desde hace años y que las sucesivas reformas lo han empeorado; es lógico que aspire a revertir esa situación y examine qué fuerza política propone un proyecto razonable y no más ideología”, afirmó monseñor Aguer.

      El prelado cree que no debemos solo fijarnos en los temas importantes, sino “también en cosas que son, quizás, menos claras o inmediatamente perceptibles pero que, a la larga, resultan decisivas en la configuración del carácter nacional”.

      “El estado de derecho – dijo - supone la división de poderes. Si en un contexto determinado el Poder Ejecutivo avasalla al Poder Judicial, el cual no puede gozar de una auténtica independencia, o si el Congreso se convierte simplemente en un eco de las decisiones del Ejecutivo, no se puede decir que estamos en un verdadero estado de derecho”.

      Monseñor Aguer recordó la frase del Papa Juan Pablo II, donde en un pasaje de su Encíclica "Centesimus Annus" asegura que "una auténtica democracia es posible solamente en un estado de derecho y sobre la base de una verdadera concepción de la persona humana".

       “Muchas veces, desde esta columna, yo he alertado sobre un proceso de transformación casi inadvertida de los paradigmas culturales, del modo de pensar y de sentir de la gente, que es provocado por la acción transversal de varias fuerzas políticas pero que se ha hecho sistemático en los últimos años y que va cristalizando en leyes contrarias al orden natural”, dijo el pastor.

       Hablando de la situación actual del país, monseñor Aguer dijo que “ahora amenaza también, como un peligro inminente la legalización del aborto y los ideólogos encaramados en posiciones de poder aspiran a mucho más. Esta transformación inadvertida funciona de tal modo que la mayor parte de la sociedad se entera luego de que ha ocurrido tal o cual cosa que no responde a sus convicciones más profundas. Esto es algo que debe preocupar en el momento de emitir el voto”.

       El prelado resaltó que uno no conoce a la gente a la que debe votar y agregó: “Los partidos políticos antes se preocupaban mucho por exponer sus plataformas, pero me parece que hoy día ya no ocurre así. Es éste un problema muy serio, una grave deformación de la democracia; la ausencia de un debate claro favorece que los ciudadanos sean solicitados como clientes a ciegas de un mercado electoral”.

      Como conclusión, monseñor Aguer reconoce que su intención es "sugerir que no hemos de guiarnos sólo por aquellas `sensaciones´ más inmediatas y perceptibles, sino que debemos fijarnos también en las  `sensaciones´ espirituales fundantes de las cuales depende el futuro de la sociedad argentina”.

Texto completo de la reflexión