Hoy la Iglesia celebra la fiesta de San Valentín, que recuerda que el auténtico amor va bastante más allá de un sentimiento, ya que es esencialmente una opción de la voluntad expresada en la entrega y el sacrificio que no "mide" consecuencias.
En la celebración donde participaron los sacerdotes de la diócesis, la autoridad civil y militar, estuvo presidida por el Presidente Emérito del Pontificio Consejo para la Familia, Cardenal Ennio Antonelli, y contó con la presencia del Obispo Administrador Apostólico de la Diócesis de Terni, Mons. Ernesto Vecchi.
Mons. Vecchi en sus palabras de bienvenida indicó que San Valentín es el “es icono de amor autentico modelado sobre Cristo” y que hay un gran número de jóvenes que entienden que “el futuro se construye siguiendo un proyecto de vida”.
El Obispo señaló que los jóvenes “vienen a venerar las reliquias del cuerpo decapitado de quien fue inspirador del verdadero amor entre el hombre y una mujer, la única esponsalidad que tiene sentido, en una sociedad prisionera del relativismo y del egoísmo”.
“La Italia está dividida y transformada, tiene necesidad de este amor entre el hombre y la mujer, porque necesita de la familia solida y fecunda, capaz de dar fundamentos robustos de una Europa que está caminando a la deriva”, dijo el Prelado.
Por su parte, el Cardenal Antonelli en la homilía saludó “con especial simpatía y espiritual solidaridad a los novios y esposos”, y les auguró que San Valentín “les ayude a comprender y vivir siempre y mejor el verdadero amor humano y cristiano, como muchas veces lo ha presentado Benedicto XVI en los ocho años de su Pontificado”.
El Prelado señaló que “para compartir la fe con el testimonio de San Valentín, debemos creer en el amor inaudito de Dios, la maravilla de su amor, creer que es la cosa más necesaria, porque todo deriva de esto, pero también es lo más difícil”.
El Cardenal Antonelli exhortó a las parejas a “imitar a San Valentín que ha puesto todo de sí para evangelizar al pueblo de Terni”, además alentó a no dejar de orar y pedir a Dios que les “conceda la luz y la fuerza del Santo Espíritu a fin que podamos formar familias cristianas ejemplares, escuelas de humanidad y Evangelios vivientes que todos puedan leer”.