El día de ayer, desde la página en Facebook de Catholic-link, hice algunas publicaciones sobre el anuncio de la dimisión del Papa Benedicto XVI. Los comentarios no se hicieron esperar, llegaron cargados de una natural confusión, sentimientos encontrados (gratitud en su mayoría) y no pocas especulaciones.
viernes, 15 de febrero de 2013
15 claves para enfrentar estos días como católicos...
Mauricio Artieda Cassinelli
60 Estadios/Religión en Libertad
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El día de ayer, desde la página en Facebook de Catholic-link, hice algunas publicaciones sobre el anuncio de la dimisión del Papa Benedicto XVI. Los comentarios no se hicieron esperar, llegaron cargados de una natural confusión, sentimientos encontrados (gratitud en su mayoría) y no pocas especulaciones.
El día de ayer, desde la página en Facebook de Catholic-link, hice algunas publicaciones sobre el anuncio de la dimisión del Papa Benedicto XVI. Los comentarios no se hicieron esperar, llegaron cargados de una natural confusión, sentimientos encontrados (gratitud en su mayoría) y no pocas especulaciones.
Hubiera
querido responder a todos, pero era imposible. Por eso he decidido
hacer este post con algunas recomendaciones, o claves, para que desde
una visión de fe, podamos mantener una aproximación auténticamente
católica de lo ocurrido y de lo que sobrevendrá en los próximos días.
Fe en la mente
1.
El Papa ha explicado las razones de su dimisión en este documento. No
debemos lanzarnos por la borda de las interpretaciones personales ni
tampoco caer en las teorías de la conspiración que los medios seculares
de comunicación, poco entendidos en temas de Iglesia, y ávidos de
historias atractivas, ya empiezan a difundir.
2.
Juan Pablo II no renunció al pontificado, a pesar de perder las fuerzas
físicas, porque consideró que dimitir no era lo que Dios le pedía en el
momento concreto que estaba viviendo. Benedicto XVI lo hizo, porque
después de examinar su conciencia ante Dios, descubrió que esa era la
voluntad del Señor para él y para la Iglesia. La razón de la dimisión de
un Papa, más allá de las fuerzas o la edad, se encuentra en la relación
personal con Jesucristo y la escucha amorosa de su Plan. En el futuro,
nadie podrá exigir la dimisión de un Pontífice aduciendo quién sabe qué
incapacidades; es una decisión que quedará siempre entre Dios y su
Vicario.
3.
La Iglesia es el cuerpo de Cristo, Él es nuestra cabeza y el Espíritu
Santo nos dirige. Todas las fragilidades de la Iglesia no podrán
resquebrajar jamás esta verdad fundamental. Dios es más grande que
nuestro pecado.
4.
La Iglesia es el pueblo de Dios y la componemos todos. No es un buen
momento para enjuiciar decisiones pasadas ni para señalar nuevos rumbos
desde la subjetividad personal. Es tiempo para tener un mismo corazón y
para mirar el futuro con esperanza y unidad. Si quieres que la Iglesia
cambie, como diría la Madre Teresa de Calcuta, empieza por ti.
5.
Las reflexiones sobre el próximo Papa son interesantes, humanas y
esencialmente inútiles. Creo que vale la pena tomar parte en estas
discusiones en la medida en que se tenga claro que es el Espíritu Santo
quien elegirá al sucesor de Pedro y que cualquier reflexión sobre la
nacionalidad, la línea teológica, e incluso la santidad de los
candidatos, son conjeturas y nada más que eso. El Espíritu Santo sopla
donde quiere.
Fe en el corazón
6.
La pena por la dimisión del Papa no puede ser un obstáculo para
llenarnos de esperanza y alegría por la nueva etapa que la Iglesia está
por emprender.
7.
En algunos días tendremos un nuevo Papa en la proa del barco, guiando
la Iglesia, y a un hombre de Dios, con la experiencia de haber ejercido
el ministerio petrino, rezando desde la popa. ¿No es este un lindo
motivo de esperanza?
8.
El Papa no debe convertirse en un ídolo. Es una gran bendición cuando
un Pontífice es también un hombre de Dios pero no debemos olvidar que
esencialmente sigue siendo una persona frágil y pecadora. Nuestra
obediencia y atenta escucha no dependen de sus cualidades humanas o su
integridad moral, sino de su condición de Vicario de Cristo en la
tierra.
9.
No te aferres a ningún candidato y no dejes que los medios seculares de
comunicación te hagan pensar que de salir elegido uno, todo saldrá
bien, u otro, y todo saldrá mal. Lo primero, porque el Espíritu Santo te
puede cambiar los planes. Lo segundo, porque el Espíritu Santo les
viene cambiando los planes a ellos desde Juan XXIII (e incluso desde
antes).
10.
Reza mucho para que el Espíritu Santo ilumine a los cardenales
electores y les permita ser un instrumento dócil a sus mociones. Ese es
el mejor modo de participar en este momento crucial de la vida de la
Iglesia.
Fe en la acción
11. Lee el documento donde el Papa hace formalmente su renuncia y explícale eso a quienes te lo pregunten.
12. Reza mucho por esta nueva etapa en la vida de Benedicto XVI.
13. No compartas ni tuitees información dudosa sobre el Papa, el cónclave o los cardenales.
14. Infórmate con una buena agencia católica de noticias. Yo te recomiendo Religión en Libertad, Aciprensa o Aleteia.
15.
Aprovechemos este tiempo de Cuaresma que empieza para ofrecer nuestra
oración, limosna y ayuno, por nuestra amadísima Iglesia.