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Benedicto XVI junto a Raúl Castro presidente de Cuba |
Un largo encuentro de casi una hora que, según comunicó el portavoz vaticano padre Federico Lombardi SJ, fue “muy significativo, fuera de las formalidades, lo que permitió entrar en detalles de fondo. Un encuentro sereno, muy cordial y de gran valor”.
El Pontífice y el presidente Raúl Castro “hablaron de la condición actual que vive el pueblo de Cuba, de la situación del país y de las aspiraciones de la Iglesia que cada vez tiene una vida más intensa en la isla”.
“La peregrinación de la Virgen de la Caridad por todo el país durante un año y medio, antes del año jubilar, es algo que sorprendió profundamente a las autoridades cubanas porque fue un signo de vitalidad de la Iglesia y de su calado en la vida y en la sensibilidad de la población”.
“Y esto llamó la atención y estima de las autoridades hacia la Iglesia, poniendo las premisas para que se puedan cumplir ulteriores pasos en este diálogo”.
Benedicto XVI hizo al mandatario cubano “una petición muy específica: que el Viernes Santo, fundamental en la tradición religiosa de los cubanos, sea declarado día feriado.
El vocero de la Santa Sede recordó el pedido similar que el beato Juan Pablo II presentó a Fidel Castro respecto de la Navidad. Como consecuencia de aquel pedido, el gobierno cubano restableció el 25 de diciembre como feriado nacional. La Navidad había sido suspendida del calendario desde el triunfo de la revolución.
“Por supuesto esto es algo que queda en manos de las autoridades cubanas, y esperamos una respuesta en un futuro no muy lejano”, dijo Lombardi.
Durante el encuentro, el Presidente regaló al Papa “una bella escultura en madera de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, el Santo Padre por su parte regaló un copia facsimilar de un volumen antiguo de la Biblioteca Vaticana que es la traducción latina de la Geografía de Tolomeo, que incluye enriquecimientos cartográficos del 1400 y la última actualización incluye un mapa del mundo de 1530 en el que ya aparece el continente americano y donde está señalada la isla de Cuba”.
La presencia nuevamente del Santo Padre en Cuba, como entonces, “es un momento de gracia profundamente religioso, de ánimo que revitaliza y refuerza sobre todo interiormente a la Iglesia, que vive actualmente un momento feliz, con el año jubilar y después de la peregrinación de la Virgen de la Caridad del Cobre”, concluyó el padre Lombardi.