Tras explicar que “la tentación es una moción, interior o exterior, para buscar la propia felicidad por un camino contrario a la voluntad de Dios Creador. Y ello mediante algo malo que nos es propuesto bajo la apariencia de bien”, advirtió que “quizá a raíz de una catequesis deficiente, tenemos muy metida la idea de que la tentación es en sí misma pecado. Por eso nos cuesta imaginar a Jesús tentado”. Pero aclaró que “no sucedía así en la Iglesia primitiva” y que “cuando la comunidad cristiana estuvo fuertemente tentada, su pastor no temió ponerle delante de los ojos la imagen de Jesús tentado”. Por otro lado precisó que “la tentación tiene diverso origen”. El primero es “la limitación de la creatura”, el segundo es “el propio pecado” y el tercero, “el mundo que nos rodea”. En el primer caso señaló que “Adán pudo ser tentado porque era creatura. Lo mismo el Segundo Adán, Jesucristo, pues, en cuanto hombre, es un ser limitado”. En el caso del origen de la tentación en el propio pecado indicó que “una vez que Adán pecó, él se puso en la pendiente de volver a pecar. En este sentido, Jesús no pudo ser tentado, porque ni heredó el pecado de Adán, ni pecó él”. Y agregó que “nosotros sí nos tentamos a nosotros mismos a causa de la reiteración de nuestros pecados. Por ejemplo, cuando mentimos la primera vez, sentimos repugnancia; la segunda vez, se nos hace más fácil; y a la tercera, el mentir se nos vuelve un hábito”. En cuanto al tercer origen del pecado, “el mundo que nos rodea”, afirmó: “Hoy el ambiente cultural en el que vivimos se ha vuelto una causa muy corriente de tentación: ‘Todos lo dicen’, ‘todos lo hacen’. Se ejerce una presión enorme desde los medios y desde la política contra todo lo que es justo y verdadero. Y se elogia todo lo que es depravado. ¿Cuánta libertad le queda al hombre para obrar el bien? Sin embargo, también en esta cultura podemos enfrentar con éxito la tentación mediante la oración. Así nos lo enseñó Jesús: a) en el Padre Nuestro: ‘No nos dejes caer en la tentación’; b) en el Getsemaní: ‘Vigilen y oren para no caer en tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil’”. Texto completo de la homilía | |||
viernes, 18 de marzo de 2011
El ambiente cultural es una causa muy corriente de tentación
Buenos Aires, 17 Mar. 11 (AICA)