viernes, 2 de septiembre de 2011

El Card. Bergoglio llamó a cuidar la vida de niños y ancianos

El cardenal Bergoglio en la
festividad de San Ramón Nonato
Buenos Aires, 1 Set. 11 (AICA)
El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, exhortó hoy a “ser astutos” para cuidar los extremos de la vida, es decir tanto la vida “indefensa, que es pequeña y que va creciendo” como aquella “que se está yendo”, al advertir que cuando un pueblo, una familia, comienza a olvidarse de cuidarlos “empezó a ser un pueblo en decadencia, un pueblo triste”.
     El purpurado porteño hizo este llamado al presidir la misa de los Mensajeros de la Vida, en el marco de las fiestas en honor a San Ramón Nonato, en la parroquia del barrio de Villa Luro que lleva el nombre del patrono de las mujeres embarazadas y de los matrimonios que ansían tener un hijo.

    “Cuando un pueblo se olvida de cuidar a sus niños y de cuidar a sus ancianos, empezó a ser un pueblo en decadencia, es un pueblo triste. Cuando en una familia se olvidan de acariciar al anciano, ya anida la tristeza en el corazón”, advirtió.

     El primado aseguró que “cuando en una familia el corazón no se alegra con las mil y una travesuras que hacen los chicos y no cuidan a esos chicos, ya nació la tristeza en ese corazón; por eso hoy venimos a pedir la gracia de no ser una familia triste, de no ser un pueblo triste. ¡Cuidar la vida! ¡Cuidar la vida! Y en todo su desarrollo: cuidar la alegría de los chicos y la sabiduría de los ancianos”.

     “Lo que sembrás vos con tu ejemplo es lo que vas a cosechar de tus hijos. Cuidá a los viejos, cuidá la vida de los viejos porque eso es ser familia. Y no entrés en la moda de que a los viejos se los guarda y se los desprecia. Cuidá a los chicos. Enseñáles a crecer bien para que sean retoños llenos de vida, que den flor y fruto en la vida”, aseveró.

     El cardenal Bergoglio dijo, además, que “hoy no me puedo hacer el desentendido de cuántos chicos son víctimas de la maldad, cuantos chicos son arrancados del seno de sus familias para ser explotados vaya a saber dónde”, y se refirió puntualmente al caso de la niña Candela Sol Rodríguez, quien fuer hallada muerta tras permanecer nueve días desaparecida en el partido bonaerense de Hurlingham.

     “Todos leemos en los diarios y vemos en los medios el caso de Candela, que no es un caso sino que son cientos de casos de chicos que desaparecen y vaya uno a saber adónde van. ¡Posiblemente a engrosar las redes de los tratantes! Las redes de los tratantes… chicos que son vendidos como carne fresca vaya a saber dónde”, alertó.

     El cardenal Bergoglio pidió a la feligresía “mirar a esta nena que no sabemos dónde está, miremos la cantidad de nenes y nenas que han seguido la misma suerte y no sabemos dónde están”, e instó a “clamar al Cielo”, porque “esto pasa en nuestra gran familia. Hay lobos que roban a nuestros chicos: algunos los roban imponiendo una manera de ser, una cultura que los desgasta de la sociedad; otros los roban para explotarlos, como suponemos es en este caso o para negociar con ellos mediante rescate”.

    “Lo que sea. Ese corazoncito de chica robada, de chico robado ¡Qué desamparo siente!”, exclamó.

     El Primado reiteró su invitación a los argentinos a que le pidan al Señor “la gracia de no llegar a ser un pueblo triste, porque cuidamos a nuestros chicos y cuidamos a nuestros ancianos. Tengamos también presente a los ancianos que no son cuidados, que son abandonados y que entran a formar parte de la cultura del volquete porque son descarte para muchos. Ancianos del descarte… Pidamos por ellos, para que el Señor les consuele el corazón y sean para nosotros alegría de sabiduría”.

     “Y pidamos también por los chicos que son usados, para cualquier fin, hasta llegar al caso como el que mencioné, en el que son arrancados del seno de sus familias para ser usados. Somos la familia de Dios, seamos solidarios con los padres y las familias de estos chicos usados. Seamos solidarios con los ancianos que llevan en el orillo la marca de descarte. Pidamos la gracia de cuidar a nuestros chicos y ancianos para no ser un pueblo triste”, concluyó.
Texto completo de la homilía