martes, 23 de agosto de 2011

Las diferencias no deben convertir en enemigo al que no opina igual

Mons. Héctor Aguer
La Plata (Buenos Aires), 23 Ago. 11 (AICA)
El sábado 20 de agosto, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer realizó su reflexión semanal en el programa “Claves para un mundo mejor”.
     En su mensaje, el prelado recordó la frase de San Agustín: “En lo necesario debe haber unidad, en lo dudoso libertad y en todo caridad” y agregó que “en la comunidad cristiana y en la Iglesia Universal debe reinar una necesaria unidad en aquellas cosas esenciales que hacen a la Doctrina de la Fe, a la vida sacramental, a la disciplina litúrgica, en todo aquello que hace que el cristianismo mantenga su identidad. En eso debe haber una unidad inquebrantable”.
     Monseñor Aguer afirmó que hay muchas cuestiones que son opinables “como aquellas sobre las que el Magisterio de la Iglesia no se ha pronunciado de una manera definitiva y entonces allí puede haber una libertad de opinión que puede enriquecer, en todo caso, la vida del conjunto”.
     “La caridad es aquello que permite articular debidamente la profesión de fe en lo necesario, en lo esencial y la libertad de opinión en aquellas cosas que son secundarias y contingentes. Esta fórmula agustiniana podría, con fruto, proyectarse en el orden cultural de la vida civil y política de un país”, remarcó el pastor platense.
     El arzobispo aseguró que hay ciertas verdades que son fundamentales y que tienen que ver con el ideal propio de ese país y con sus proyectos de futuro, y agregó que “no es tan difícil acordar unidad sobre tres o cuatro puntos fundamentales que son de actualidad, sin duda, pero que tienen que ver con la historia y que tienen que ver también con las aspiraciones futuras de una comunidad”.
     “Las diferencias no tienen porque ser de un antagonismo que convierta al que no opina como yo en un enemigo” dijo monseñor Aguer y agregó que “en la vida social ocurre una tragedia cuando no se logra un acuerdo y hay una diversidad absolutamente inconciliable en cuestiones esenciales pero que, como decía antes, que son pocas y son fundamentales y en cambio reina o se pretende imponer unanimidad en aquellas cosas secundarias en las cuales debe haber una legítima diferencia que dinamiza el diálogo social. En ese caso se arruina la amistad de una comunidad y entonces ya no hay benevolencia, no hay concordia y la vida se torna invivible”.
     Para concluir, el prelado resaltó: “Hay ciertas cuestiones que son tan básicas, en las cuales es imprescindible ponerse de acuerdo y ello hace como que son verdaderamente esenciales, fundamentales, que se pueda dar un amplio espacio de libertad y que se promueva, entonces, una efectiva amistad social”. +

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