Arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer |
El prelado subrayó en este sentido que esto “significa que no se ha comprendido bien en qué consiste efectivamente la finalidad de la educación”.
Tras señalar que “de acuerdo a la gran tradición occidental sostenemos que la finalidad de la educación es la formación integral de la personalidad”, recordó que “para lograr este fin es preciso orientar correctamente las fuerzas vitales”.
“Las corrientes pedagógicas a las cuales me refería, sostenían una especie de espontaneidad ética, que el hombre debía dejarse llevar por sus instintos y alcanzar esa expansión vital sin aceptar parámetros objetivos de conducta”, puntualizó en su reflexión semanal por televisión.
También reconoció que “en los últimos tiempos, en el ámbito de la espiritualidad cristiana también se ha desvalorizado la ascética, como si fuera una especie de tormento medieval del cual habría que liberarse porque el ideal cristiano tendría que procurar simplemente que la persona se sienta bien”.
Monseñor Aguer dijo que ahora, además, tenemos “la posibilidad de navegar por Internet, pero preguntó: “¿Hacia donde vamos en esa navegación? ¿Cuál es el puerto al cual nos arrastran las olas?”
Y respondió: “El dominio de uno mismo, apoyado en una reflexiva lucidez, resulta fundamental”.
“Cómo decía antes, la necesidad de una disciplina personal, de la autodisciplina, vale no sólo para el chico que va a la escuela, no sólo para el niño al cual sus papás o sus abuelos tratan de educar, de hacerlo despertar a la vida auténtica, sino que vale para nosotros, adultos, para todos y a lo largo de toda la existencia”, concluyó.