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El papa Benedicto XVI saluda al presidente de Cuba, Raúl Castro |
En medio de una salva de cañonazos y banda musical, el Santo Padre descendió del avión y fue recibido por el presidente de Cuba Raúl Castro.
Benedicto XVI permanecerá en Cuba hasta el miércoles 28 de marzo. Celebrará dos misas, la primera hoy en Santiago de Cuba y la otra el miércoles en la Plaza de la Revolución en La Habana. También celebrará los 400 años del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de la isla.
Este es el segundo viaje que un Pontífice hace a Cuba. El primero lo realizó Juan Pablo II en 1998.
Cuba, en este momento especialmente, está mirando ya al mañana
En el aeropuerto internacional de Santiago de Cuba dirigió un discurso a las distintas autoridades presentes y a todo el pueblo cubano, agradeciendo las palabras de bienvenida del presidente Raúl Castro, y saludando asimismo al arzobispo de Santiago de Cuba y presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Dionisio Guillermo García Ibáñez y al arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega y Alamino, entre otros.
Benedicto XVI recordó la histórica visita a Cuba de su predecesor, el beato Juan Pablo II, que dejó –dijo- una huella imborrable en el alma de los cubanos. En este contexto destacó: “Uno de los frutos importantes de aquella visita fue la inauguración de una nueva etapa en las relaciones entre la Iglesia y el Estado cubano, con espíritu de mayor colaboración y confianza, si bien todavía quedan muchos aspectos en los que se puede y debe avanzar, especialmente en lo que se refiere al aporte que la religión está llamada a desempeñar en el ámbito público de la sociedad”.
Por otra parte, el Papa manifestó su alegría de unirse a la de todos los cubanos con motivo de la celebración del 400º aniversario del hallazgo de la bendita imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre y no pudo dejar de reflexionar sobre la actual crisis económica que se vive en muchas partes del mundo, que no pocos concuerdan –afirmó- “en situar en una profunda crisis de tipo espiritual y moral, que dejó al hombre vacío de valores y desprotegido frente a la ambición y el egoísmo de ciertos poderes que no tienen en cuenta el bien auténtico de las personas y las familias”. En este contexto, destacó que “el progreso verdadero tiene necesidad de una ética que coloque en el centro a la persona humana y tenga en cuenta sus exigencias más auténticas, de modo especial su dimensión espiritual y religiosa”.
Queridos amigos –dijo con cariño Benedicto XVI- “estoy convencido de que Cuba, en este momento especialmente importante de su historia, está mirando ya al mañana, y para ello se esfuerza por renovar y ensanchar sus horizontes, a lo que cooperará ese inmenso patrimonio de valores espirituales y morales que han ido conformando su identidad más genuina, y que se encuentran esculpidos en la obra y la vida de muchos insignes padres de la patria, como el beato José Olallo y Valdés, el Siervo de Dios Félix Varela o el prócer José Martí”.
La Iglesia, por su parte –agregó- “ha sabido contribuir diligentemente al cultivo de esos valores mediante su generosa y abnegada misión pastoral, y renueva sus propósitos de seguir trabajando sin descanso por servir mejor a todos los cubanos”.